jueves, 26 de marzo de 2020

FACEBOOK, GOOGLE Y DEMAS BIG TECH CONVERTIDAS EN FINTECH (I)



Las bajadas y  subidas de las grandes bolsas de valores con ocasión de la emergencia sanitaria del coronavirus/corvi-19, deberían  servir para recordarnos la fragilidad y volatilidad de los mercados financieros, porque las reformas del G-20 se limitaron a mejorar su funcionalidad sin cambios estructurales. El sistema financiero mantuvo intacto el principio de la libertad de movimientos globales de capitales y los instrumentos diseñados para la especulación financiera como los derivados o apuestas a la baja sobre las cotizaciones bursátiles, todo un sistema financiero global alejado de las necesidades de la economía real de los países.

 Sobre este marco aparentemente consolidado, últimamente  han aparecido los avances de las  grandes empresas tecnológicas (Big Tech) estadounidenses y chinas, en el ámbito de las finanzas acompañadas de las nuevas firmas de innovación tecnológica (Fin Tech), que se han convertido en una de las tendencias más significativas y relevantes en este sector en los últimos años. Este tema lo abordaremos en las próximas tres entregas en este blog. Por un lado, las Big Tech han iniciado la aplicación directa de  su desarrollo tecnológico a los servicios financieros; y por otro, su capacidad de recolectar y acumular datos de los usuarios junto a su potencial tecnológico les permite prestar servicios a los grandes bancos y corporaciones e incluso a los organismos reguladores.

Estos gigantes tecnológicos han desarrollado un extenso mercado digital dominante sobre la publicidad on line y han desarrollado un nuevo mercado digital  de megadatos y de servicios tecnológicos para el sector financiero. Y a este otro mercado, por otro lado, se suman las nuevas empresas de innovación tecnológica (startups) financieras. Partiendo del análisis de esta realidad tan actual, en la tercera entrega examinaremos cómo la penetración de la tecnología digital  en el sector financiero  incrementa el riesgo sistémico financiero global. La digitalización y la explotación de megadatos, la ciberseguridad  y los riesgos de la sobredimensión bancaria global y de la interconexión sobredimensionada entre entidades financieras, generan un mundo en el que el sistema financiero globalizado resulta más vulnerable que antes de la gran crisis financiera de hace más de diez años, según el análisis sobre el riesgo sistémico financiero de un grupo de expertos internacionales.

La expansión tecnológica, comercial y financiera de las Big Tech

Dos ejemplos de Facebook y de Google son muy significativos. En 2018, Google consiguió una licencia "para realizar determinados servicios bancarios en Lituania, país considerado como el más benévolo y ágil en ese tipo de trámites". Con esa licencia en Lituania para operar como compañía de tecnología financiera, Google no podrá hacer todo lo que hace un banco, pero tiene acceso a interesantes servicios financieros tanto en ese país como en toda la Unión Europea. Esa autorización permite a su filial Google Payment LithuaniaUAB, ofrecer diversos servicios financieros como emitir dinero electrónico; gestionar monederos electrónicos; efectuar transacciones de pago; remesas internacionales; servicios de depósito y retiro de efectivo; transferencias de débito directo y crédito. Es importante destacar que la licencia concedida por la Unión Europea habilita a este gigante tecnológico desde su sede en Lituania podrá gestionar estos servicios financieros en todo el Espacio Económico Europeo. Eso es precisamente lo que hacen Facebook, con licencia en Irlanda, o Amazon, con licencia en Luxemburgo. 

Y en mayo de 2019, Facebook, cuya red social tiene más de 2.000 millones de usuarios, constituyó una nueva compañía de tecnología financiera en Suiza, Libra Networks, propiedad de la matriz Facebook Global Holdings, que se centrará en "inversiones, pagos, financiación, gestión de identidad, análisis,  megadatos (big data),  encadenamiento de centros de datos (blockchain) y otras tecnologías", es decir, proporcionará servicios financieros y tecnológicos mediante el desarrollo de nuevo hardware y software, según los planes presentados en el registro el registro mercantil de Ginebra y revelados por la agencia Reuters. Facebook, actual propietario de WhatsApp, Messenger e Instagram, plataformas utilizadas cada una por más de mil millones de personas, ha estado en el centro del escrutinio público y regulatorio sobre el mal uso de los datos personales de sus usuarios, como reveló el caso de Cambridge Analytica,  que los utilizó para apoyar la campaña electoral de Donald Trump en 2016.

Esas y otras grandes empresas tecnológicas, además de la participación directa, también intervienen en el sector financiero mediante la venta de servicios tecnológicos a las entidades bancarias y financieras, como la computación en la nube, una actividad comercial apoyada en su propia expansión empresarial y en su desarrollo, a la que hemos de tener presente para entender el peso que empiezan a tener en el mundo financiero.
En las últimas dos décadas, algunos gigantes de la tecnología han dominado los mercados digitales, como se analiza en un ensayo de la revista Foreign Affairs (A Big Choice for Big Tech.Share Data or Suffer the Consequences. By Viktor Mayer-Schönberger and Thomas Ramge. VIKTOR MAYER-SCHÖNBERGER is Professor of Internet Governance and Regulation at the University of Oxford. THOMAS RAMGE is Technology Correspondent for brand eins and writes for The Economist. They are the authors of Reinventing Capitalism in the Age of Big Data. Foreign Affairs, September/October 2018)  Google realiza aproximadamente nueve de cada diez búsquedas en Internet en todo el mundo. Facebook, la plataforma de redes sociales líder en el mundo, tiene por si misma más de dos mil millones de usuarios. Juntas, las dos compañías se han apoderado de más de la mitad del mercado de publicidad en línea. Apple, originalmente un fabricante de computadoras, ahora dirige la tienda de aplicaciones móviles más grande del mundo en términos de ingresos, con aproximadamente el 80 por ciento del mercado, y el segundo negocio de transmisión de música más grande, acercándose a un tercio del mercado. Y Amazon captura cerca de cada dólar gastado en línea en los Estados Unidos.

Los dos autores del ensayo citado subrayan que su éxito ha traído enormes beneficios a los usuarios y graves peligros para las sociedades civiles y las economías. Cada empresa atesora la información que recopila y utiliza sistemas centralizados para administrar sus grandes negocios. Pero ese acaparamiento ha obstaculizado la innovación y ha permitido a las compañías abusar de los datos de los usuarios, y sus sistemas centralizados dejan a los mercados en línea vulnerables a choques inesperados, lo que plantea riesgos para la economía en general. Sin embargo no han prosperado las propuestas políticas más comunes de fragmentarlas como históricamente hicieron los reguladores de EEUU con Standard Oil y AT&T.

En opinión de los autores citados, lo que diferencia a las nuevas superestrellas digitales de otras empresas no es su dominio del mercado, en  este caso el mercado de productos y servicios digitales; muchas compañías tradicionales han alcanzado cuotas de mercado igualmente dominantes en el pasado. Lo nuevo de estas empresas es que cada una de ellas mismas es un mercado, destacan los dos autores del ensayo. Amazon opera una plataforma en la que se compran y venden más de 200.000 millones de dólares en bienes cada año. Apple tiene mercados gigantes para música, video y software. Como el servicio de transmisión de música más grande del mundo, Spotify ofrece el mercado más grande para canciones. El gigante del comercio electrónico chino Alibaba gestiona el mercado de empresa a empresa más grande del mundo. Mientras tanto, Google y Facebook no son solo el motor de búsqueda dominante y la plataforma de redes sociales dominante, respectivamente; también representan dos de los mercados de espacio publicitario más grandes del mundo.

Los mercados han existido durante milenios; no son una invención de la era de los megadatos. Pero las empresas superestrellas digitales no operan  mercados tradicionales; los mercados suyos son ricos en datos, que utilizan para mejorar las transacciones y, por lo tanto, mejorar la situación de los consumidores. Más información sobre los productos que se ofrecen y las preferencias de compradores y vendedores ayuda a las personas a encontrar lo que están buscando y permite a las empresas descubrir la mejor manera de atender a sus clientes.

En los mercados tradicionales, informar a todos sobre qué productos preferirían es engorroso y costoso, por lo que generalmente la información se condensa en una sola cifra, que es el precio. Confiar en los precios proporciona el lubricante que permite que funcionen los mercados convencionales, pero omite muchos detalles; pero si un cliente potencial, conocido el coste de un artículo, decide no comprarlo, el vendedor no sabrá por qué. Los precios también pueden ser engañosos, aunque sean fáciles de comparar, por lo que los clientes a menudo creen que hacerlo es una forma adecuada de elegir los productos que más les convengan. Pero está demostrado que los humanos son malos jueces de sus necesidades futuras y que su capacidad para hacer comparaciones objetivas puede ser fácilmente sesgada, lo que resulta en muchas transacciones que no debieron tener lugar.

Por el contrario, los mercados ricos en datos operados por superestrellas digitales ofrecen mucha información sobre productos y preferencias, junto con herramientas para buscar y filtrar los productos disponibles. En Amazon, los compradores pueden marcar opciones para identificar rápidamente los tipos de productos que están buscando. Varios estudios han demostrado que Amazon rara vez ofrece la opción más barata, pero los compradores valoran la capacidad de encontrar fácilmente algo que se ajuste a sus necesidades.

Las superestrellas digitales también usan los datos de otra manera importante. Ofrecen a los compradores "asistentes de decisión" digitales, que analizan grandes cantidades de información para proporcionar recomendaciones que a menudo son superiores a las elecciones que los consumidores pueden tomar por su cuenta. Los asistentes automáticos sugieren música en Spotify, películas en Netflix y aplicaciones en la App Store de Apple. Según los informes, un tercio de las ventas minoristas de Amazon provienen de clientes que siguen el consejo del venerable asistente de decisiones de la compañía.
En cada uno de estos casos, el uso de datos mejora las coincidencias del mercado y, a medida que los clientes siguen comprando, los asistentes aprenden cómo hacer recomendaciones aún mejores. La mayor parte de este aprendizaje se lleva a cabo por completo o en gran medida sin ayuda humana, ya que los datos se envían a máquinas que actualizan continuamente sus algoritmos. Es la combinación de vastos mercados y asistentes de decisión impulsados ​​por los datos que producen esos mercados lo que hace que estas compañías sean lugares tan atractivos para que los clientes gasten su dinero. Al menos hasta ahora, los consumidores, y no solo las superestrellas digitales, parecen estar ganando. Pero estremece imaginar todo lo que puede implicar para el consumidor  la transferencia de estas tecnologías a los mercados de productos y servicios bancarios.


Las implicaciones financieras de la tecnología

La digitalización y la  innovación tecnológica son muy prometedora para la prestación de servicios financieros, con el potencial de aumento del acceso al mercado, la gama de ofertas de productos y la comodidad, al tiempo que reduce los costos para los clientes. Al mismo tiempo, los nuevos participantes en el espacio de servicios financieros, incluidas las empresas de tecnología financiera (Fin tech) y las grandes empresas tecnológicas establecidas referidas (BigTech), podrían alterar materialmente el universo de proveedores de servicios financieros. Una mayor competencia y diversidad en préstamos, pagos, seguros, comercio y otras áreas de servicios financieros pueden crear un sistema financiero más eficiente y resistente. Sin embargo, una mayor competencia también podría ejercer presión sobre la rentabilidad de las entidades financieras y esto podría conducir a una toma adicional de riesgos adicional entre los titulares para mantener los márgenes. Además, podría haber nuevas implicaciones de los gigantes tecnológicos en las finanzas que podría amenazar  la estabilidad acrecentando  la  mayor dependencia de la banca de terceros proveedores de servicios.

Así lo apunta un informe del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) de febrero de 2019, que evalúa la evolución del mercado de la tecnología financiera en el sistema financiero y las posibles implicaciones para la estabilidad financiera. El FSB define la tecnología financiera  como una innovación habilitada por la tecnología en los servicios financieros que podría generar nuevos modelos de negocios, aplicaciones, procesos o productos con un efecto material asociado en la provisión de servicios financieros. (Informe del FSB en pdf, 14 febrero 2019) Anotemos algunas consideraciones clave del análisis del FSB sobre el vínculo entre la innovación tecnológica y la transformación de la estructura del mercado financiero, como son que hasta la fecha, la relación entre las entidades financieras establecidas y las compañías de tecnología financiera  parece ser en gran medida complementaria y de naturaleza cooperativa. Y que el impacto competitivo de las grandes firmas tecnológicas (BigTech) puede ser mayor que el de las compañías de tecnología financiera (Fin tech), porque aquellas generalmente disponen de redes de clientes grandes ya establecidas y disfrutan de reconocimiento de nombre y confianza.

Aunque se estima que resulta baja la dependencia de las entidades financieras con respecto  a los terceros proveedores de servicios de datos; por ejemplo, para el suministro de datos, almacenamiento y análisis en la nube y conectividad física para las operaciones principales. Sin embargo, el Consejo de Estabilidad Financiera afirma que esta situación requiere la atención continua de las autoridades para prevenir  riesgos en la estabilidad de los mercados financieros.

La explotación comercial de megadatos:  Cambridge Analytica

Las grandes plataformas tecnológicas se dedican a extraer datos personales de sus usuarios y aprender lo más posible sobre cada usuario; para lo cual ofrecen servicios gratis o fuertemente subvencionados que si bien no les generan muchos ingresos directamente, si les proporcionan muchos datos. Con todos estos datos recopilados construyen servicios avanzados basados en inteligencia artificial que después venden a corporaciones y gobiernos. Esta capacidad de acumulación de datos junto a su potencial tecnológico les permite a estos gigantes empresariales prestar servicios a los grandes bancos y corporaciones, como la venta de servicios tecnológicos  en la nube.

Como apunta Evgeny Morozov, un experto crítico, Google (Alphabet, su empresa matriz) y demás plataformas digitales engañan a los usuarios por partida doble: en primer lugar, cuando los usuarios entregan sus datos personales – que acabaran entrando en el balance de estos gigantes tecnológicos – a cambio de servicios triviales gratuitos; y en segundo lugar, cuando esos datos se utilizan continuamente para personalizar y estructurar nuestro mundo de un modo que no es ni transparente ni deseable. Esta segunda modelación de la vida en forma de datos como unidad de intercambio aún no ha sido bien comprendida. Además de perfilar nuestro futuro, quedan convertidos en instrumento de dominación Evgeny Morozov, Capitalismo Big Tech, editorial Enclave, Madrid 2018, pag.81)
Dado que todos estos datos generados en las plataformas digitales tienen un inmenso valor de mercado cuando se ofrecen acumulados y agrupados, pueden ser comercializados incluso por los propios gobiernos de manera rentable para ajustar cualquier  agujero presupuestario, Universidades, compañías de seguros, bancos…Muchas empresas están encantadas de comprarlos.

En estos últimos años, el caso de Cambridge Analytica reveló crudamente la dimensión opaca de la explotación comercial de los mercados digitales, demostrando públicamente que los datos personales que Facebook recolecta de sus usuarios pueden ser fuente de comercio, e incluso servir a fines políticos. Los datos de Facebook fueron utilizados comercialmente por Cambridge Analytica resultando un gran escándalo político a principios de 2018 cuando  hizo público que esta firma británica de consultoría política había extraído los datos personales de los perfiles en Facebook de más de 80 millones de personas sin su consentimiento y había utilizado esa información privada con fines de promoción política en favor del candidato republicano en la campaña electoral del actual presidente de los EEUU, Donald Trump. La posterior difusión en los medios internacionales de esos hechos no  solo generó un escándalo sino que se ha descrito como un momento decisivo en la comprensión pública de los datos personales, precipitando una gran caída en el precio de las acciones de Facebook y planteando la necesidad de una regulación más estricta del uso de datos personales por parte de las empresas tecnológicas.

Esta firma británica de consultoría política Cambridge Analytica Ltd (CA), hoy extinguida y parte del Grupo SCL,  combinó la apropiación indebida de activos digitales, la explotación y análisis de datos  con procesos de comunicación estratégica durante los procesos electorales. La firma ofrecía herramientas que podrían identificar las personalidades de los votantes estadounidenses e influir en su comportamiento electoral, contribuyendo de modo importante a la eficacia de los mensajes electorales del candidato. La explicación cínica oficial es que Facebook no vende tus datos; pero sí vende su acceso a los datos a usted, o más específicamente, acceso a su News Feed, y utiliza esos datos para mostrarle anuncios específicos que cree que es probable que disfrute o haga clic. ... La compañía reportó ingresos publicitarios de 40.000 millones de dólares en 2017 y ha seguido creciendo.

La oferta de servicios en la nube: Amazon (AWS)

La poética metáfora de la nube para designar donde residenciar servicios tecnológicos esconde la prosaica realidad de inmensos centros de datos ubicados en diversos puntos geográficos del planeta, de cuya ubicación solo tiene conocimiento su propietario el gigante tecnológico; y de ellos solamente tenemos noticia a través de investigaciones periodísticas. Pero la realidad es que es una fuente de negocios muy lucrativos. 

En diciembre de 2019, el periódico Wall Street Journal titulaba un reportaje, “Cómo la
computación en la nube se convirtió en un campo de batalla de gran tecnología”(Wall Street Journal, 12/12/2019), informando que las grandes empresas tecnológicas están invirtiendo en centros de datos mientras compiten por el mercado de computación en la nube que cifra en 214.000 millones de dólares, y se adentraba explicaciones sobre qué es la computación en la nube y por qué la gran tecnología está apostando fuerte en futuros contratos para la prestación de servicios. Un par de años antes, un analista de otro medio subrayaba que las compañías Big Tech lograban enormes ganancias guiadas por la computación en la nube (Big Tech companies make huge gains led by cloud computing, noviembre 2017) Y destacaba el éxito bursátil de la gran tecnología y, por extensión, la computación en la nube, con  grandes ganancias para los cinco grandes: Amazon, Google (la compañía matriz Alphabet), Microsoft, e incluyendo también a Facebook y Apple, que habían alcanzado cifras sorprendentes de capitalización bursátil. Para las tres primeras, las tres compañías más grandes con servicios en la nube pública, en un solo día habían tenido un aumento de 129.900 millones de dólares de capitalización, que la percepción del mercado atribuía la nube. Todo esto sugería que había llegado finalmente el momento de la computación en la nube pública. Algo especialmente cierto para los proveedores de infraestructura como AWS (Amazon), Google y Microsoft y los proveedores de SaaS como Microsoft, Salesforce, Workday, Box, Zendesk y otros.

Durante mucho tiempo, el negocio en la nube estuvo nadando contra una marea de prejuicios frente a la tecnología de la información (TI) de que solo las propias compañías podían proteger los activos digitales de la compañía, y seguramente no iban a subcontratar eso a una compañía de terceros. Pero esas ideas cambiaron y se considera que los centros privados de datos son menos seguros y que las firmas tienen que ir a la nube pública para proteger sus datos. Todas esas informaciones se basaban en la larga lista de firmas fracasadas en ese intento. La mayoría de los profesionales de TI consideran que no están en condiciones de proteger a la empresa de la gran cantidad de amenazas que existen hoy en día.

La  nube pública desde hace años, según la información de The Wall Street Journal, recibió un gran impulso para que las grandes empresas conscientes de la seguridad se sientan cómodas al usar su infraestructura compartida de informática y almacenamiento. El hecho es que muchas de las entidades financieras más grandes ya usan Amazon al menos en modo de prueba, y quizás más sorprendentemente, están implementando aplicaciones en esta infraestructura informática compartida que se ejecuta en los centros de datos de Amazon sitos en Virginia, Hong Kong u otros lugares del planeta.

Amazon Web Services (AWS) es la plataforma en la nube más adoptada y completa en el mundo, que ofrece más de 175 servicios integrales de centros de datos a nivel global. (https://aws.amazon.com/es/?nc2=h_lg) Millones de clientes, incluyendo las empresas tecnológicas emergentes, las grandes empresas tecnológicas y los principales organismos de regulación, sitúan servicios en la nube de Amazon para reducir costes, ganar en dinamismo y avanzar en innovación tecnológica. AWS ofrece un amplio conjunto de productos globales basados en la nube, incluidos recursos de para computaciónalmacenamientobases de datosanálisisredesdispositivos móvilesherramientas para desarrolladoresherramientas de administraciónInternet de las cosasseguridad y aplicaciones empresariales. Estos servicios ayudan a las empresas a avanzar con mayor rapidez, reducir los costos de TI y escalar. AWS cuenta con la confianza de las mayores compañías y las empresas emergentes más innovadoras para respaldar una amplia variedad de cargas de trabajo, como las aplicaciones web y móviles, el desarrollo de juegos, el almacenamiento y procesamiento de datos, el almacenamiento en general o el archivado, entre muchas otras.

El almacenamiento en la nube, por lo general, es más fiable, escalable y seguro que los sistemas de almacenamiento en las instalaciones tradicionales. AWS ofrece una gama completa de servicios de almacenamiento en la nube para respaldar los requisitos de conformidad de las aplicaciones y el archivado. Sin embargo, la experiencia ya demostrado los importantes riesgos técnicos en que puede incurrir además de su contribución a aumentar el peso de los elementos que acrecientan el riesgo sistémico en el sector financiero mediante la sobredimensión de las entidades financieras a las que prestan servicios tecnológicos y la sobredimensión de la interconexión global de todos los bancos y las entidades financieras  del sistema mundial como analizaremos.
 Alianzas entre las BigTech y bancos a nivel global y a nivel nacional
La economía digital, debido a su especial naturaleza, beneficia el crecimiento de las grandes compañías tecnológicas que operan en redes globales con inmensas cantidades de datos. Su rápida consolidación se fundamenta principalmente en que, gracias a su posición de dominio, son capaces de controlar e impedir la entrada de nuevos competidores. Además, existen importantes barreras de entrada para los nuevos actores, ya que la mayor parte de los usuarios prefieren plataformas que ya cuentan con una gran red de personas, lo que hace muy difícil a los potenciales competidores ganar escala. En los últimos 20 años se ha ido estableciendo una hegemonía de las compañías tecnológicas en el mercado mundial. A pesar de la relevancia e importancia histórica de las empresas del sector financiero, las BigTech han conseguido superar en un relativo corto periodo de tiempo sus cifras. Como ejemplo, se puede observar cómo en el top 10 del ranking de las 100 empresas con mayor capitalización bursátil emergen siete firmas tecnológicas, como nos ilustra el Informe de KPMG-Funcas. Tras las tecnológicas, se sitúan el sector financiero, las farmacéuticas y las empresas de energía. La primera entidad financiera española del listado es el Banco Santander, que se encuentra en el puesto 116, con una capitalización de 77.768 millones de euros. A nivel global, como puede observarse tanto por capitalización como por beneficios, las principales empresas tecnológicas globales cuentan con un tamaño muy elevado, superior al de cualquier entidad financiera en el mundo. Las alianzas entre los gigantes tecnológicos y los grandes bancos resultan ser solamente problemas técnicos fáciles.

A nivel global, Apple y Goldman Sachs han colaborado para desarrollar una nueva tarjeta de crédito conjunta afiliada a Apple Pay. Las BigTech han buscado un socio que comparte su mismo enfoque de experiencia de usuario, y que ya cuenta con un amplio conocimiento del sector financiero y su entorno regulado. Para Apple supone una oportunidad para promover de forma cruzada su negocio de pagos móviles. A Goldman Sachs esta alianza le permitirá diversificar sus ingresos hacia el área de banca minorista, ofreciendo créditos especiales a los que busquen comprar productos de Apple. Por otro lado, Amazon ofrece créditos a pequeñas y medianas empresas que venden en su plataforma a través de su programa Amazon Lending en alianza con Bank of America. Asimismo, recientemente ha iniciado conversaciones con JP Morgan Chase y Capital One, para crear un producto similar a una cuenta corriente, en un intento de fortalecer las relaciones con sus millones de clientes y de atraer a aquel público que no tiene tarjeta de crédito o débito.

A nivel nacional, en España se pueden encontrar alianzas principalmente en el mercado de pagos. En la actualidad los principales bancos españoles han llegado a distintos acuerdos con las grandes compañías tecnológicas, Apple, Google y Samsung, para que sus clientes puedan pagar sus compras a través del móvil en los comercios con un TPV sin contacto (contactless), permitiendo el uso de sus tarjetas a los sistemas de pago. Por último, destacar la reciente colaboración entre Telefónica y CaixaBank, que permite a la primera ofrecer créditos rápidos.  A través de la nueva plataforma Movistar Money, ofrece préstamos al consumo con el que los clientes de la compañía pueden obtener de forma sencilla y en menos de 48 horas un crédito de hasta 3.000 euros, sin documentación ni comisiones de apertura o de estudio. (KPMG, La banca ante las Big Tech- Funcas, diciembre 2019)



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