viernes, 30 de agosto de 2013

De que va el libro (I)

Del libro Los lobbies financieros, tentáculos del poder  (Clave Intelectual, Madrid, 2013) y publicado en agosto en Argentina por  Le Monde Diplomatique/Capital Intelectual, copiamos aquí unas páginas (20-22) de la INTRODUCCIÓN:


* En este libro, intentamos aproximarnos a la variada gama de instrumentos que son utilizados para persuadir o ejercer presión sobre el poder político en nuestras democracias, con la finalidad de mantener el referido statu quo del mercado financiero sin una regulación ni supervisión que reduzca sus riesgos y los de la economía, a la que tendría que servir en lugar de mantenerse como una realidad global que se impone sobre los gobiernos. Intentamos dar visibilidad a la realidad de los lobbys financieros que ejercen la presión e influyen, cuando no determinan las decisiones políticas relativas a la economía y a la sociedad. Mediante la observación y el análisis de las distintas organizaciones de alcance mundial, veremos qué significan y cómo funcionan quienes hoy están dedicados a la defensa de quienes se benefician del funcionamiento actual de los mercados financieros coartando la política en las democracias.

En el capitulo I, veremos que el instrumento del lobby forma parte del funcionamiento  normal del sistema político de los EEUU; siendo el lobby financiero uno de los diez mayores lobbys en Washington. Los bancos y las firmas financieras dedican una especial atención para sostener y mantener la plena libertad del mercado en su campo de operaciones, impidiendo u obstaculizando cualquier disposición legal que pueda perturbar ese funcionamiento. Aunque nadie discute hoy la responsabilidad decisiva de los grandes bancos y fondos de inversiones en la burbuja inmobiliaria y en el descontrol de la creación de valores respaldados por hipotecas incobrables, las conocidas hipotecas subprimes que desencadenaron la crisis del sistema global y la gran recesión económica. Sin embargo, desde el colapso de los mercados financieros, los grandes bancos además de forzar sus propios rescates, se resisten frente a los intentos de reforma del sistema financiero siendo, con mucho, quienes más dinero invierten en los procesos legislativos del Congreso con miles de millones de dólares para las campañas electorales y los partidos políticos. Además de las contribuciones a las campañas electorales de aquellos candidatos más proclives a la defensa de los intereses de Wall Street, este sector ha dedicado cientos de millones y de profesionales a la presión sobre el Congreso, la Casa Blanca y las agencias reguladoras para mantener la libertad de acción de bancos y fondos.

Entrelazados con los lobbys de Washington, contemplamos  que la City de Londres (capítulo II) es el gran lobby financiero británico y europeo de alcance  mundial, cuya influencia se apoya en un estatus político sólido que se esconde tras una parafernalia de denominaciones y ceremonias vistosas; con una fuerte vinculación con el Gobierno y el Parlamento del Reino Unido y con gran proyección mundial en defensa sus propios intereses. Y ese poder político sin parangón en el Reino Unido, se ha utilizado para ejercer su enorme influencia política con el fin de resistir los intentos de regulación de las finanzas consiguiendo exenciones tributarias; alimentando una libertad en el terreno financiero que facilita el blanqueo de dinero sucio y la delincuencia organizada al colocarse entre los centros financieros del mundo  más opacos y que rinden menos cuentas. Hasta el punto que  periodistas investigadores británicos sugieren que  “el Estado británico en lugar de controlar la Corporación de la City en realidad se subordina a la misma”.

En la Unión Europea, la deficiente construcción institucional deja un ancho espacio para la influencia del lobby bancario, puesto que el complejo y largo proceso legislativo establecido convierte a los expertos financieros en cooperadores necesarios en Bruselas. Ciertamente la libertad de acción de bancos y firmas financieras en cuanto a la innovación de productos e instrumentos u operativas, ha generado los cada vez más complejos mercados financieros globalizados, ajenos a la economía productiva, en los que las prácticas se alejan de la ciencia económica. Y por tanto, solo son conocidas por quienes están profesionalmente implicados en esas transacciones, que, incluso, como hemos sabido por la crisis del sistema, eran y son ignoradas por los máximos responsables de los grandes bancos. Y, por supuesto, de ese desconocimiento de las complejidades alcanzadas por el mundo financiero actual, son partícipes los tecnócratas de la Comisión europea y los europarlamentarios, ya que la supervisión de los bancos y bolsas de valores era y sigue siendo algo ajeno a las competencias que venían ejerciendo; lo que explicaría que no se contemplara la necesidad de la supervisión bancaria paneuropea hasta la grave crisis del euro.  De ahí que los expertos y lobbys financieros sean para la Comisión europea imprescindibles en la elaboración de las directivas sobre asuntos financieros; mucho más desde la llegada a Europa de la crisis que estalló en Wall Street. En los diversos campos de las competencias europeas, estos grupos de expertos, que, según las propias directrices de la Comisión deben componer una muestra representativa de puntos de vista, son de enorme influencia en la redacción de la legislación de la UE. Y como referimos, han tenido y tienen más influencia en el campo  de las medidas de tipo financiero*…