lunes, 8 de febrero de 2010

¿PUEDE ZAPATERO EVITAR EL LEON?



El mayor error de Jose Luis Rodríguez Zapatero no fue acudir a la invitación-tentación del Foro Económico de Davos sino intervenir en público al lado de George Papandreu, primer ministro griego socialista desde hace solo meses. Como ya advirtieron ciertos sagaces periodistas celtibéricos, fue una osadía muy suya pretender con su inglés traducido competir con el inglés de Minnesota (ciudad de nacimiento de su compañero del PSE). Y, como más tarde advirtió el asesor que no había sido consultado el día de la decisión monclovita de ir a Suiza, se sobrevaloró el éxito previsto para la imagen tan mediática ofertada de España junto a Grecia, país del que ignoraron su reputada fama de falsificar los datos macro que evalúan políticamente “los mercados” y son impredecibles por definición.

Asimismo, reflexionó el mismo asesor que olvidaron alertar al Presidente que siempre se paga peaje en ese prestigioso foro suizo del poder financiero mundial. Si acudes como simple mirón, todo te cuesta una pasta; y si vas a actuar en el estrado para fotos y videos, cuenta con pagar en especie: o manifiestas tu comunión con la doctrina global dominante o escondes bien la propia, si la tienes. Porque eso es lo que vende Davos, un negocio privado de mucho éxito desde su creación, con alta rentabilidad económica y mediática por su aceptación por los “global players”, los superlistos líderes de opinión “occidentales” y de políticos con proyección mundial.

Desde luego resulta ridículo tener que explicar a tantos listos locales que la intervención de Zapatero en Davos es ajena a la bajada del IBEX 35 del día siguiente, como se empeña la CNN+ y en otros medios, intentando convencer a los españolitos bien con “informaciones económicas” o bien con glosas “populares”; del mismo modo que tampoco se le puede culpar de la bajada de la bolsa de Nueva York o de otras en las mismas fechas. Cualquier persona informada sabe que la especulación bolsística con la deuda pública española en esos días, tiene nombres como CDS (valores sobre los seguros del crédito), shortselling (las ventas en corto a la baja o sin tener los títulos al venderlos; es decir, la especulación desaforada que hundió a Lehman Brothers). Traducido: unas apuestas masivas de casino a que esos títulos van a bajar por parte de “la abundancia de liquidez” de “inversores institucionales” como los hedge funds o fondos especulativos de alto riesgo; apuestas que a veces se autocumplen (Véanse las informaciones documentadas sobre esos días, de un “amigo” de España y de Zapatero que se llama Financial Times).

En la actualidad, el problema de la crisis financiera es que sigue, que es estructural (lo han dicho muchas voces solventes en Davos) o que es sistémica, como afirman otras voces solventes que no estaban allí. Porque el problema político (Obama dixit – discurso del 21 enero 2010) sigue siendo que el sistema bancario global centrado en Wall Street, continúa funcionando igual que antes de la crisis gracias al apoyo prestado por los contribuyentes; las reformas suyas para controlar la especulación desaforada siguen empantanadas en el Congreso; y las del G-20 están por concretar y aplicar en Nueva York o en Madrid o la City o Zurich.

Entretanto, una síntesis vitamínica de la receta neoliberal sin paliativos para salir de la situación de la otra crisis derivada, la del paro y la económica con la que abruman a la gente, la encontramos en el artículo firmado por el profesor Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI (El País, 7/2/2010). En plan didáctico se nos recuerda un viejo chiste anglosajón con mucha miga, que recoge el espíritu de supervivencia del viejo Oeste – que se aplicaba cuando no se tenía a mano al Séptimo de Caballería – y cuyo espíritu pervive en la banca de Wall Street y allegados. En esta versión aquí nos habla de dos “hombres” que se encuentran en medio de la selva, tras un accidente de avión. Y cuando uno de ellos empieza a ponerse las zapatillas deportivas, el otro le pregunta:
--“¿Para qué?”.
-- “Me estoy preparando para una carrera” - responde el primero.
-- “Pero no puedes correr más rápido que el león”, dice el otro.
A lo que el de las zapatillas aclara: “Yo no tengo que correr más rápido que el león. Me basta con correr más rápido que tú”.

El mensaje del chiste es que hay evitar el león, que en el citado artículo es la catástrofe económica para Grecia, calificada como una segunda Argentina con desprecio de la geografía y la macroeconomía histórica. Y el profesor Rogoff argumenta como ejemplo los propósitos de reducciones urgentes de gasto público de Irlanda (feudo de las multinacionales USA) sin mencionar su reciente catástrofe bancaria de la que aún no ha salido.

Pero para el intrépido Zapatero que osó en el pasado desafiar al emperador, el león que le acecha ahora es otro, es esa solución milagrosa expuesta brillantemente en el citado artículo del periódico global, expresión máxima de ciencia económica y modernidad. Porque como ciudadanos tememos que los asesores económicos que le cercan, le trasladen persuasivamente el mensaje de tan insigne maestro de economistas ortodoxos renovados. Y no le dejen ver por si mismo que en la coyuntura actual – que es europea y mundial – los problemas quizás provengan de algunos de sus ministros o más bien de sus propios asesores, dispuestos todos a que no renueve el liderazgo del centro-izquierda que había alcanzado.-

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