miércoles, 10 de junio de 2009

Más allá de las llamadas elecciones europeas


El centro derecha ha surgido como claro ganador en las elecciones al Parlamento Europeo con 263 escaños del total de 736; en comparación con los 163 para socialistas, 80 para centristas liberales y 53 para los verdes según las cifras provisionales.

El porcentaje medio de votantes ha sido solamente el 43 %, el menor desde las primeras elecciones en 1979. Los ciudadanos con pasaporte europeo saben que ese Parlamento multinacional carece de competencias para presentar proyectos de leyes, para reformar los tratados europeos o para elegir un gobierno democrático que gestione los asuntos comunitarios y rinda cuentas.

Asimismo, saben que la actual institucionalización europea nos ofrece el entramado burocrático de la Comisión europea, también llamada “el ejecutivo de Bruselas”, que vigila el cumplimiento de los tratados con objetivos predominantes de desregulación económica que van reduciendo los poderes tradicionales de los Estados miembros sin que los asuma ninguna institución comunitaria.

He ahí por qué estas llamadas elecciones europeas se han desarrollado siempre y en todos los países en clave política nacional, desde hace treinta años. Y desde esta perspectiva hay que entender las explicaciones y los comentarios poselectorales.

En estas elecciones paneuropeas de 2009, la victoria del centro derecha subraya “la resistencia del modelo europeo de capitalismo del estado de bienestar frente a la peor recesión desde los años treinta”, en opinión del corresponsal del Financial Times en Bruselas. Una de las razones de esta resonante victoria, afirma este observador cualificado, “es que los líderes del centro derecha (de Francia, Alemania, Italia), alerta frente al riesgo de ser presentados como defensores de un sistema capitalista irresponsable y despiadado, han buscado la protección de los ciudadanos contra los peores efectos de la recesión mediante el mantenimiento de puestos de trabajo donde fuera posible y dejando que el estado de bienestar cuidara de aquellos en situación de necesidad”

Y entre las interpretaciones del bajo porcentaje de votantes, merece destacarse la del politólogo y ex director de Le Monde, Jean Marie Colombani, manifestada en una entrevista de El País: ”En cada uno de nuestros países, los partidos se han empeñado en claves locales y eso no moviliza. Otro de los grandes motivos de la abstención es la frustración ante la falta de una gestión europea de la crisis. La opinión pública ha visto una acción dinámica y en bloque para apoyar a la banca pero frente al desempleo se han encontrado con la suma inconexa de gestiones nacionales. Esto genera distanciamiento. La abstención, por tanto, es reflejo del descontento generado”

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