miércoles, 13 de noviembre de 2013

El mayor acuerdo de libre comercio del mundo


Tras la primera ronda en julio pasado, las negociaciones comerciales de esta semana de noviembre en Bruselas entre la Unión Europea y los Estados Unidos conducirán al ya denominado Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP en siglas inglesas) (Partenariado transatlántico de comercio e inversiones), considerado como el mayor acuerdo de libre comercio del mundo.

Aunque el Consejo europeo autoriza la apertura de negociaciones internacionales y aprueba los acuerdos, es la Comisión la que ejerce el monopolio de la gestión negociadora exterior. Por tanto, cabe preguntarse si los parlamentarios españoles y el gobierno tendrán alguna noticia sobre el TTIP. Por lo pronto, frente a la opinión del Parlamento europeo, la Comisión europea ha impuesto su criterio de dejar a un lado el asunto del espionaje de relevantes gobernantes europeos por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU; y seguir adelante con estas negociaciones comerciales de gran interés para los grandes grupos empresariales y de cuyos resultados se derivarán – nos dicen - grandes beneficios para el crecimiento económico y la reducción del desempleo en ambos lados del Atlántico.

El tratado que se negocia no solamente obligará a la supresión de barreras comerciales sino también a la “homogeneización” de las regulaciones internas en la UE y en EEUU, incluidas las de los mercados financieros como defienden los lobbies, lo que significará mayor desregulación dada la doctrina neoliberal imperante pese a la crisis del sistema.

Una vez más, en los países de la UE, en lugar de avanzar en la integración económica y política, se va hacia una mayor la integración transatlántica, sin que los ciudadanos ni sus Parlamentos debatan esa opción y el contenido de tales negociaciones trascendentes. Porque lo que se negocia son los servicios; las inversiones; la energía y las materias primas; y posiblemente los asuntos agrícolas, la producción y comercialización cultural y la regulación de la protección de datos y otras cuestiones a regular y/o desregular conjuntamente.

Y hasta el momento no se dispone de información pública sobre si se abordarán o no las regulaciones financieras y su alcance, un asunto tremendamente importante porque el 80 por ciento de las transacciones financieras mundiales tienen relación con los EEUU y la UE. Aunque la Comisión considera que este capítulo es un componente importante del futuro tratado comercial; un criterio que curiosamente comparte con muchos grandes bancos de Wall Street, que estiman inaceptables las objeciones de la administración Obama, contraria a la inclusión de la regulación financiera en tales negociaciones.

Según el Financial Times (7/7/2013), la administración Obama se resistía a que la regulación de los servicios financieros se incluyeran en estas negociaciones transatlánticas.  Washington teme que la inclusión de un marco para la convergencia de las reglamentaciones financieras podría ser utilizada por los grandes bancos para burlar las normas reglamentarias derivadas de la ley Dodd -Frank de 2010 ya aprobadas o en curso de aprobación; y también  como una manera para que los europeos retrasen los acuerdos y la aplicación de sus propias reformas.

Estas negociaciones  del tratado comercial transatlántico se cruzan con los intentos de Washington para hacer cumplir las normas para la regulación de los mercados de derivados frente a la posición laxa que la parte europea mantiene  en la otra negociación encurso sobre el comercio de derivados que se lleva a cabo entre la Comisión europea y la CFTC, la agencia estadounidense reguladora sobre futuros. 

Según el Financial Times citado, la disputa sobre los servicios financieros también enfrenta a Washington con Wall Street, que tradicionalmente se ha alineado con los objetivos de los acuerdos comerciales de Estados Unidos. "No estamos de acuerdo con las preocupaciones de que la administración Obama ha planteado, y no creo que sea coherente con lo que están tratando de hacer en otros sectores", manifestó Ken Bentsen, actual presidente de la Asociación de la Industria de Valores y Mercados Financieros (SIFMA en siglas inglesas) una relevante organización de lobby. La SIFMA es un reconocido grupo de presión de Wall Street, que representa las agencias de valores, bancos y firmas de gestión de activos de los EEUU y de Hong Kong, y miembro de la influyente Coalición de lobbies financieros de EEUU y la UE.

A los  funcionarios de la Comisión les irrita la acusación de que su objetivo sea suavizar las normas estadounidenses en materia financiera, pero sostienen que estas negociaciones son “una oportunidad de oro” para lograr – dicen - mayor transparencia en los regímenes regulatorios transatlánticos y se muestran favorables a la negociación de una nueva desregulación financiera conjunta con los estadounidenses. Justamente el mismo objetivo manifestado públicamente por la citada Coalición transatlántica de lobbies financieros, que analizo en mi libro sobre estos instrumentos del poder global.-


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