miércoles, 28 de agosto de 2019

HONG KONG: EL PARAÍSO FINANCIERO OFFSHORE ENTRE EL ANHELO DEMOCRATICO Y EL CAPITALISMO AUTORITARIO.


                                                                                                      
Hands off Hong Kong! (“Fuera vuestras narices de HK”) exclamó el embajador chino en Londres en una conferencia de prensa el 29 de junio pasado, que respondía así a los comentarios del Ministro del Foreign Office unos días antes en favor de los manifestantes y alborotadores en HK, que habían llegado a asaltar el Parlamento local del antiguo enclave del Imperio británico. Como en el proceso del Brexit, el sueño del imperio perdido pesa en la visión británica de los eventos en HK, de los que da cuenta minuciosamente todas las noches el Newsday de la BBC sincronizado desde Singapur y Londres.

Y es que, de entrada, las masivas protestas populares en HK encarnan hoy el anhelo democrático de la población local frente al autoritario y poderoso estado chino que ha asumido un sistema capitalista propio, insertado en la globalización de los mercados financieros. Para los observadores, la incógnita es si habrá o no intervención militar china para aplastar las protestas populares como ocurrió en Tiannamen. Pero se olvida el papel estratégico que para la China imperial representa HK como paraíso financiero offshore, uno de los paraísos fiscales de más rápido crecimiento en el mundo de hoy. Con una industria que gestiona  fondos por valor de 2.2 billones de dólares (de origen legal o ilegal) y dispone de la tercera bolsa de valores más grande de Asia después de Tokio y Shanghái; albergando una amplia gama de operadores de servicios financieros.

Durante meses, los canales internacionales de TV nos vienen ofreciendo imágenes de oleadas de protestas masivas y violencia en las calles de Hong Kong. Y hemos visto las duras respuestas de las autoridades locales con el respaldo de Beijing,  cada vez más draconianas, desde empuñar bastones y disparos de gases lacrimógenos contra los manifestantes hasta encarcelarlos por acusaciones de disturbios, lo que ha logrado en gran medida inflamar el sentimiento público. Las protestas comenzaron en febrero contra un proyecto de ley que permitiría extraditar a los residentes del territorio de HK a la China continental, facilitando así la transferencia de personas para ser juzgadas en China. Los manifestantes argumentan que esa ley amenaza la autonomía de HK y socava su sistema legal independiente; y temen que China pueda utilizarla por razones políticas. Aunque la presidente ejecutiva de Hong Kong nombrada por el gobierno central, Carrie Lam, acordó "suspender" el proyecto de ley de extradición el 15 de junio último, los residentes han continuado sus protestas, pidiendo la retirada formal del proyecto de ley, una investigación independiente sobre los abusos policiales, y la introducción de reformas democráticas.

 LA “INJERENCIA”  BRITÁNICA

En junio último, el Ministro de Asuntos Exteriores británico Jeremy Hunt, en sus declaraciones sobre las manifestaciones populares y enfrentamientos con la policía en HK, advertía a China que podría tener que afrontar "graves consecuencias" si utilizaba la violencia para combatirlas.  A lo que respondió el embajador de China en Londres, acusando al Reino Unido de seguir viendo todavía a HK como colonia, alegando que el documento de la independencia en 1997 que garantizaba su autonomía a China era solo un “documento histórico” sobre “un país, dos sistemas”. Y consideraba que los comentarios oficiales británicos sobre las protestas en HK habían dañado la relación entre los dos países. 
  
El territorio de Hong Kong fue una colonia británica durante 156 años, tras una guerra con China; que en 1898, Gran Bretaña lo expandió aunque el nuevo territorio solo sería arrendado por 99 años. Mucho más tarde, en 1984, la entonces primera ministra Margaret Thatcher firmó la Declaración conjunta con el gobierno chino, que reconocía un alto nivel de autonomía de esta región administrativa de HK dentro del Estado chino, con el compromiso de mantener ciertos derechos no otorgados en China continental a los ciudadanos. Asimismo se acordó la continuación del sistema capitalista en HK, muy diferente al modelo comunista chino. Conforme a ese acuerdo tuvo lugar la devolución de Hong Kong  a China en 1997, bajo una serie de condiciones. El acuerdo estaría vigente durante los siguientes 50 años, es decir, hasta 2047.

En junio de 2019, es evidente que el Reino Unido mostraba su apoyo a los manifestantes en favor de la democracia en su antigua colonia; afirmando que el principio de "un país, dos sistemas" otorga a los ciudadanos de HK derechos y leyes diferentes a los de China continental y se debía seguir respetando.  Y remitiéndose al citado pacto, el ministro británico consideraba que la carta y el espíritu del acuerdo debían ser respetados. Pero en su respuesta, China acusaba al gobierno del Reino Unido de entrometerse en asuntos internos de HK. Desde luego, como subrayaba un comentarista  de la BBC, la disputa con los chinos añadiría complicaciones a la posible negociación de un acuerdo comercial post Brexit con China.

Ciertamente, el gobierno británico también mostraba su interés en HK porque allí viven 300,000 ciudadanos del Reino Unido y  mantiene una fuerte vinculación financiera con la City de Londres, que en la actual coyuntura le resulta más necesaria que nunca. En términos más generales, se evidenciaba que el gobierno británico quería mostrar su apoyo a la democracia local frente al gigante chino. De ahí la pretensión de provocar un debate sino-británico que apenas ha salido del ámbito británico, en torno a la vigencia actual de la Declaración conjunta por la cual el Reino Unido cedió el territorio a China en ciertas condiciones.

EL PARAISO FISCAL OFFSHORE 

Hasta la fecha las protestas populares y la represión policial no parecen que hayan
perturbado mínimamente el funcionamiento del centro financiero internacional de HK, aunque parte de sus empleados locales sean participantes en los disturbios. Los cientos de miles de manifestantes y alborotadores en HK son empleados de bancos y agencias de servicios localizados en la península, que, como decía un joven manifestante, consideran que el trabajo podía esperar pero su aspiración a vivir en democracia, no.


El desarrollo del HK como centro financiero mundial ha estado asociado a la City de Londres desde antes de 1997, como ejemplifica el banco global HSBC, que cuando se planteó el Brexit anunció su posible traslado de  Londres a HK, su lugar de origen. El HSBC no es uno de tantos grandes bancos sino que es una de las mayores entidades financieras del mundo, con más de 2,5 billones (trillion) de dólares en activos, 89 millones de clientes y 300.000 empleados. El HSBC, cuyas iniciales originalmente significaban Hong Kong Shanghai Banking Corporation, ahora realiza operaciones en más de 80 países, con cientos de filiales que abarcan el mundo; y que con frecuencia  tienen o han tenido implicaciones delictivas por cooperar en la corrupción y evasión tributaria, según consta en informes del Senado estadounidense. Y su empresa matriz, HSBC Holdings plc, llamado Grupo HSBC, tiene su sede en Londres, y su presidente ejecutivo (CEO) se ubica en Hong Kong.

Desde siempre el paraíso financiero de HK ha servido eficazmente a la creciente globalización de la economía china, que ha sido facilitada tanto por las instituciones financieras chinas que operan a nivel mundial como por las empresas internacionales que operan dentro de China, según registra un importante estudio empírico chino. (How ChineseFinancial Centers Integrate into Global Financial Center Networks: An Empirical Study Based on Overseas Expansion of Chinese Financial Service Firms; varios autores en Chinese Geographical Science. April 2018, Volume 28, Issue 2pp 217–230|. Article ) Esta investigación nos revela que Hong Kong ocupa posiciones estratégicas en la integración de China y de las ciudades chinas en las redes globales de centros financieros, como Nueva York y Londres, algo que ha sido una prioridad para las instituciones financieras chinas.  Los crecientes flujos de capital dirigidos por las instituciones financieras chinas sugieren una geografía financiera global cambiante, con numerosas ciudades chinas que desempeñan papeles cada vez más importantes dentro de las redes financieras globales; ciudades estratégicas que sirven como puertas de enlace para el intercambio de funciones financieras, productos y prácticas entre China y la economía global. Basándose en los datos de ubicación de las empresas de servicios financieros en China que cotizan en las bolsas de valores de Shenzhen, Shanghai y Hong Kong, el referido documento de 2018 muestra que las empresas financieras chinas se están expandiendo a nivel mundial y registra cómo los centros financieros chinos están posicionados y conectados en las redes urbanas configuradas por estas empresas de servicios financieros.

 Ya en 1997, el ascenso de HK como Centro financiero internacional líder en décadas precedentes, había sido es uno de los dos logros económicos sobresalientes del territorio en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial; y el otro fue su transformación desde un simple enclave comercial a una economía industrial moderna. Por esas fechas se preveía que su futuro como tal centro financiero internacional dependería fundamentalmente de la buena voluntad y el comportamiento racional de China. Siempre que se pudiera demostrar que el modelo de "un país, dos sistemas" y su contraparte financiera, el modelo de "un país, dos monedas", que implicaba la independencia financiera de HK, funcionaran, y “siempre que China dedicara su energía y recursos para el desarrollo económico pacífico, el potencial de Hong Kong podría ser ilimitado”. (HONG KONG AS A FINANCIAL CENTRE OF GREATER CHINA by Professor Y. C. Jao. Faculty of Social Sciences Lingnan College Hong Kong, 3-1997)

En la actualidad, podemos comprobar en Internet la disponibilidad de HK como paraíso fiscal extraterritorial u offshore, con páginas de agencias que promocionan servicios financieros opacos para el capital (lícito o  ilícito) de cualquier parte del mundo. Por ejemplo, HK se oferta como la mejor opción para una cuenta corporativa multidivisa (10 monedas diferentes) por Internet en uno de los bancos más grandes del mundo, en una de las jurisdicciones bancarias offshore más importantes del mundo. (Hong Kong as an OffshoreFinancial Jurisdiction) Según el registro de Tax Justice Network, HK ocupa la cuarta posición en el Índice de jurisdicciones con secreto financiero en 2018; con una puntuación de secretismo bastante alta de 71 factores sobre 100; y representa el 4,17 por ciento del mercado mundial de servicios financieros extraterritoriales

Hong Kong es una de las jurisdicciones de secreto o paraísos fiscales de más rápido crecimiento en el mundo de hoy. Su sector de gestión de fondos tenía 2.2 billones de dólares a fines de 2015; y más de 470.000 millones en activos de banca privada. Además, HK tiene la tercera bolsa de valores más grande de Asia después de Tokio y Shanghai; y ocupa el segundo lugar después de Nueva York en las ganancias por ofertas públicas iniciales; albergando una amplia gama de jugadores de servicios financieros. En 2015 tenía la mayor densidad mundial de personas con un patrimonio neto ultra alto con una riqueza personal de más de 100 millones de dólares. En el papel, HK representaba menos de la mitad de toda la inversión extranjera en China a fines de 2012, según datos del FMI. Sin embargo, gran parte de esta inversión era capital chino de ida y vuelta, según la fuente citada. 

La renuencia de Hong Kong a suscribir los estándares internacionales de transparencia global se deriva del mantenimiento de un marco ultraliberal, avalado por diversas entidades estadounidenses. El papel oficial de Hong Kong como una "Región Administrativa Especial" de China supone dos componentes esenciales que sustentan el centro financiero offshore:

-       Primero, las protecciones otorgadas a Hong Kong por China, tranquilizando a los operadores offshore en relación a su estabilidad.
-       Y segundo, al mismo tiempo estos disfrutan 'del alto grado de autonomía frente a China en todos los asuntos, excepto las relaciones exteriores y la defensa, lo que permite una mínima interferencia en el sector.

 En ese y otros aspectos, sostienen los expertos de Tax Justice Network que el vínculo Hong Kong-China se asemeja a los vínculos de Gran Bretaña con sus tres dependencias de la Corona y los 14 territorios de ultramar (de los cuales 10 son paraísos fiscales o jurisdicciones de secreto financiero reconocidas), puesto que en parte son independientes del Reino Unido pero también en parte están vinculadas y apoyadas por el Estado británico. De ahí que resulte complicado predecir y evaluar la política que seguirá China en relación al desafío que significan las continuas algaradas populares, teniendo presente el peso estratégico de Hong Kong, que suponemos ha de frenar el reflejo autoritario de Pekín.

LA RESPUESTA CHINA DE LA LEY Y EL ORDEN

“¿China aplastará las protestas en Hong Kong? ¿Por qué Beijing no necesita enviar tropas?”, titulaba un documentado análisis la revista estadounidense Foreign Affairs (versión digital del 17 /8/2019).  El 21 de julio pasado, después de que activistas locales desfiguraron el emblema nacional fuera de la Oficina de Enlace de Beijing en el Distrito Oeste de Hong Kong, el portavoz del Ministerio de Defensa Nacional de China acusó a los manifestantes de "desafiar la autoridad del gobierno central" y violar el principio de "un país, dos sistemas ", la expresión utilizada para describir el modelo de Beijing para gobernar HK desde que asumió la soberanía sobre el territorio en 1997, como hemos referido. Añadiendo que las acciones "radicales "de los manifestantes eran" intolerables". Luego, el 31 de julio, la guarnición militar china en HK lanzó un video que muestra a las tropas chinas practicando simulacros antidisturbios. Juntos, estos mensajes fueron ampliamente vistos como una amenaza para desplegar tropas del Ejército Popular de China. Y algunos comentaristas en los Estados Unidos incluso han planteado la posibilidad de que tenga lugar otra matanza como la ocurrida en la plaza de Tiannamen.

Ciertamente Beijing se ha abstenido hasta este momento de desplegar sus tropas no por las limitaciones y controles constitucionales, sino porque tiene otras herramientas de represión, comenzando por la policía local que tiene – dicen desde el gobierno central --  el apoyo total de Beijing para "castigar los actos violentos e ilegales" de los manifestantes "radicales". El mismo día, el Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista Chino, pedía una acción policial "enérgica" e intentando disipar las preocupaciones de que la fuerza excesiva pudiera ser contraproducente. Desde luego, la policía ha utilizado métodos "contundentes" en momentos críticos para el orden público. Como cuando el 12 de junio, los manifestantes rodearon el Consejo Legislativo para evitar que deliberase sobre el proyecto de ley de extradición, la policía disparó balas de goma, gas pimienta y gases lacrimógenos contra la multitud y utilizó porras para golpear a los manifestantes; y siguieron acciones de claro abuso de la fuerza policial.

Lo más alarmante es que se sospecha la connivencia de la policía con la mafia china de las tríadas, miembros del mundo criminal organizado de Hong Kong. Tríada es un término genérico para designar a ciertas organizaciones criminales de origen chino que tienen su base en Hong Kong, Taiwán y la China continental y demás ramificaciones. En el pasado esta mafia ha sido usada como brazo armado extralegal del gobierno de Pekín. Las recientes manifestaciones en HK han reactivado el miedo a los nexos entre el poder de China continental y los miembros de la Triada.
REPRESIÓN DE TODA LA SOCIEDAD
Los análisis solventes de la situación señalan que Beijing no solo usa la fuerza para controlar Hong Kong sino que adopta una actividad represiva sobre toda la sociedad. La misma estrategia ya utilizada para anular el Movimiento de los Paraguas en 2014, y que probablemente logre acabar con las actuales protestas contra la ley de extradición. Para silenciar las calles, los organizadores de las protestas, que pedían "sufragio universal genuino", fueron arrestados y sentenciados a hasta 16 meses de cárcel por "provocar molestias" e "incitar a otros a provocar molestias". Para limpiar el servicio civil, las fuerzas de orden público, las instituciones judiciales y los consejos universitarios, Beijing usó a su jefe ejecutivo cuidadosamente seleccionado, que tiene una autoridad abrumadora sobre los nombramientos y ascensos dentro del gobierno de Hong Kong, para cubrir estos puestos con leales. Para frenar el poder del Consejo Legislativo electo de HK; el gobierno prohibió a algunos candidatos de la oposición postularse para el cargo y descalificó a otros después de haber sido elegidos. Y para socavar aún más la prolongada independencia de los tribunales, el Comité Permanente del Congreso Nacional del Pueblo dio el paso inusual de emitir una interpretación vinculante de los requisitos de toma de juramento local. La Oficina de Enlace de Beijing en el Distrito Oeste de Hong Kong, instrumento de control del Partido Comunista, no solo interviene en los niveles superiores del gobierno de Hong Kong sino que su influencia llega a los 18 distritos administrativos de la ciudad; con representantes que asisten y organizan funciones locales para comprar lealtad; asimismo movilizan apoyos para los candidatos patrocinados por Beijing en las elecciones.

Por tanto, el gobierno regional de Hong Kong se encuentra en la cuerda floja. Un gobierno democrático, responsable ante su electorado, podría reducir las tensiones sociales en HK atendiendo las demandas populares, avaladas por  los datos de la realidad: el 73 por ciento de los encuestados cree que el gobierno debería retirar formalmente el proyecto de ley de extradición; y el 79 por ciento apoya una investigación independiente sobre los abusos policiales. Sin embargo, Beijing ha dado señales claras que aumentará la represión, aunque no se vea probable una intervención militar, según los observadores de Foreign Affairs. Además, ya tiene un kit de herramientas, perfeccionado durante las protestas conocidas como el Movimiento de los Paraguas, para mantener a HK bajo control. En lugar de tomar medidas enérgicas utilizando sus militares, es probable que las autoridades continentales intensifiquen otras medidas represivas para poner fin a las protestas y restaurar el control integral sin socavar un acuerdo que les ha sido muy útil hasta ahora. En otras palabras, Beijing no necesita recurrir a lo que los comentaristas llaman hiperbólicamente la "opción nuclear" sino que espera lograr lo que quiere con costes inferiores mediante las herramientas que ha utilizado antes. Porque en este singular conflicto subyace una realidad que los medios de comunicación han venido ignorando. Y es que HK sobre todo es un muy relevante centro financiero internacional, como hemos reseñado, y que ha contribuido y contribuye a la globalización financiera de la economía china y a los negocios de su élite capitalista de nuevo cuño.

Beijing se ha beneficiado enormemente de la autonomía de Hong Kong, consagrada en su Ley Básica, que ha permitido que la ciudad sea el centro financiero líder de Asia y una conexión importante entre las economías china y global. El gobierno chino tiene fuertes incentivos para preservar la fachada de la autonomía en HK. Y la gran banca y el poder financiero global disponen de fuertes nexos con el gobierno chino. Ante esta coyuntura plagada de incertidumbre, la BBC informaba el 22 de agosto de los grandes anuncios  en la prensa local pagados por grandes bancos globales asentados en HK, como HSBC, Stándard Chattered y otros, en los que apelaban al apaciguamiento y a la negociación entre autoridades y revoltosos hasta alcanzar un acuerdo.-
28/8/2019


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