martes, 7 de octubre de 2014

“Goldman cobraba por guardarle el maletín al Santander”


Como muestra el informe difundido por Propública, la organización de periodismo investigador estadounidense, las grabaciones secretas de Carmen Segarra, la economista portorriqueña graduada en Harvard, son como una mirada sin precedentes al interior de Goldman Sachs, una de las entidades más poderosas y secretas de los EEUU y del mundo.

Como parte de los planes de reforma financiera, la Reserva Federal de Nueva York – parte de la Reserva Federal de Washington - había encargado un informe altamente confidencial al profesor de la Universidad de Columbia David Beim, que identificaba las causas de los fallos en los años previos a la crisis y exponía recomendaciones específicas sobre cómo el supervisor bancario podría solucionar sus problemas de funcionamiento. La Fed, el Banco central en Nueva York, intentaba convertirse en un regulador más fuerte sobre los megabancos para prevenir otra crisis financiera como la que se había llevado por delante Lehman Brothers en 2008.

A finales de 2011, Carmen Segarra fue contratada por la Fed de Nueva York como integrante de una nueva ola de auditores bancarios independientes para examinar las interioridades de los megabancos. Y siete meses más tarde, era despedida por diferencias con sus superiores sobre su informe negativo de Goldman Sachs, que ha generado un pleito pendiente del tribunal de apelación.

Pero antes, al encontrarse con unas relaciones promiscuas entre el supervisor bancario y los grandes bancos, Segarra había adquirido una pequeña grabadora con la que había grabado en secreto sus conversaciones profesionales como auditora, que ahora se han hecho públicas. Y  que han hallado gran eco en ciertos medios estadounidenses, porque nos permiten comprobar que el regulador bancario mantenía unas relaciones de connivencia con los grandes bancos supervisados. Un panorama poco tranquilizador como señalan los analistas.

 Las autoridades españolas autorizaron las trampas del Santander

Uno de los relatos en las grabaciones referidas concierne a la crisis bancaria europea y concretamente a la gran banca española. El viernes 6 de enero de 2012 a las 3:54 de la tarde, un alto funcionario de Goldman Sachs envió un correo electrónico a los reguladores de la Fed in situ – entre estos Segarra -  para notificarles algunos pormenores de una transacción en rápido movimiento con un gran banco español, el Banco Santander. Aunque los reguladores españoles habían autorizado ya el acuerdo, Goldman lo notificaba a sus propios reguladores estadounidenses para ver si tenían alguna objeción o querían alguna aclaración.

En ese momento, los bancos europeos se tambaleaban, particularmente los españoles (contrariamente a lo que se informaba oficialmente entonces en España). Para apuntalar la confianza en el sistema, la Autoridad Bancaria Europea exigía que los bancos se dotaran de más capital propio para compensar posibles pérdidas futuras. El cumplimiento de estos requisitos de capital estaba en el corazón de la operación Goldman-Santander.

Conforme al acuerdo aprobado por las autoridades españolas, el Banco Santander transfirió parte de las acciones que poseía en su filial brasileña a Goldman Sachs, reduciendo así efectivamente la cantidad de capital necesario del banco español para cumplir la normativa recién establecida por el Gobierno español. A cambio de una comisión del Banco Santander, Goldman mantendría las acciones durante unos pocos años y luego las devolvería. El acuerdo permitía al Santander proclamar que había alcanzado el ratio de capital requerido, seis meses antes de la fecha límite.

Para Goldman Sachs la tarifa a percibir fue de 40 millones de dólares más los cientos de millones que potencialmente podría ganar negociando con el gran número de acciones que Goldman tendría a su disposición. Los expertos de la Fed, según el informe, reconocen que la operación era “perfectamente legal” pero obviamente ayudaba al Banco Santander para aparecer más sólido de lo que estaba en aquellos momentos.

Según el referido informe, el Banco Santander y Goldman Sachs se negaron a responder a preguntas detalladas sobre el acuerdo alcanzado. Y al escuchar las grabaciones de Segarra, un alto funcionario de la Fed de Nueva York comentó que era como que “Goldman cobraba por guardarle el maletín al Santander”.-


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