viernes, 17 de agosto de 2012

La UE y la Argentina: el capitalismo de casino



La larga crisis del capitalismo, etiquetada ya como Gran Recesión, surgió del desorden financiero de Wall Street pero los mayores daños los está sufriendo Europa. De ahí que se contemple con mirada crítica las políticas de la UE desde  países que, como Argentina, sufrieron antes las consecuencias nefastas del neoliberalismo y las ayudas condicionadas del FMI que impusieron brutales ajustes fiscales que empobrecieron al país. Años después, Argentina parece haber logrado independizarse de los dictados de los mercados financieros internacionales.

Así se entiende que en unos eventos públicos convocados por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y la Presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner coincidieran en cuestionar el sendero económico elegido por Europa para salir de la crisis y elogiaran la política argentina de crecimiento como contraejemplo de la europea; según la crónica de la revista Página 12(14/8/2012), de la que hemos obtenido algunos párrafos significativos de ambas intervenciones.

Como es conocido, Joseph Stiglitz, profesor en la Universidad de Columbia, suele ser encuadrado entre los nuevos keynesianos y se distingue por condenar en sus libros el fundamentalismo del mercado, subrayando la necesidad de la regulación estatal de los mercados financieros; como crítico del neoliberalismo junto con Paul Krugman son un referente de la opción heterodoxa; y ambos suelen elogiar la dinámica de la economía argentina desde 2002.

“Los países de Europa no aprendieron de la Argentina. Y el resultado fue que para enfrentar la crisis aplicaron un conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente”, afirmó Stiglitz ante su audiencia  y ante la propia Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, con quien compartió una disertación en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada sobre crisis de deuda. Stiglitz destacó el acierto de la política que adoptó el Gobierno argentino; y criticó la postura neoliberal que explica la crisis de la deuda en Europa a partir de un excesivo gasto público y que propone salvar a los bancos  deprimiendo la demanda agregada.

“Desde la década de 1980 ha habido más de cien crisis de deuda externa en todo el mundo. Pensábamos – subrayó el profesor estadounidense - que los mercados funcionaban, pero lo cierto es que las ideas del Consenso de Washington estaban equivocadas. Esas recetas derivaron en serias crisis de deuda, con consecuencias brutales sobre las sociedades. En este tipo de crisis se tiende a criticar al que tomó prestado. Pero todos los préstamos tienen dos partes. El acreedor tiene tanta responsabilidad como el que toma prestado. Tal vez el acreedor es incluso más responsable”

Después de la crisis argentina – añadió  Stiglitz- se habló mucho de la creación de un esquema de desendeudamiento, un código de quiebra internacional. De modo similar a la Ley de Quiebras para el ámbito privado, un mecanismo de reestructuración de deudas soberanas. George Bush, el ex presidente de Estados Unidos, vetó esa idea. Ahora el default está en el tapete otra vez, pero no en las economías emergentes, sino en Europa”.

Comparando algunos de los problemas que atraviesan las economías más débiles de Europa con la situación argentina en 2001/02, el Premio Nobel mencionó entre las similitudes el alto nivel de deuda externa en relación con el PIB y la existencia de una paridad cambiaria fija. “Los países de Europa no están en una zona monetaria óptima. Son economías muy diferentes que procuran compartir una moneda. Con la unión monetaria, resignaron el mecanismo del tipo de cambio y la tasa de interés y no lo reemplazaron”. Como ha sostenido en otras ocasiones, Stiglitz afirmó que los problemas de deuda pública en los países de la periferia de Europa no fueron causados por un sobreendeudamiento estatal. Lo que sucedió fue que, ante la crisis financiera, los gobiernos se hicieron cargo de las deudas del sector privado, en especial de los bancos. “Los mismos dirigentes que culparon al gobierno fueron los que insistieron en que el Estado se hiciera cargo del problema de los privados”.

“En Estados Unidos y Europa no seguimos las reglas capitalistas, porque tuvimos rescates masivos al sistema financiero. Los bancos aterrorizaron a los gobernantes, diciendo que sin rescates se habría acabado el capitalismo. Pero eso habría sido bueno, porque se hubiese terminado esa forma de mal capitalismo”, criticó Stiglitz advirtiendo que el problema de la deuda es el síntoma de distorsiones más profundas. “En gran medida, la crisis está causada por una estructura económica con fallas fundamentales. El formato actual, el diseño de la Eurozona, no funciona”, analizó. Al abordar la respuesta frente a la crisis, la similitud con Argentina se convierte en un contraejemplo. “No aprendieron de Argentina. Y el resultado es que aplicaron un conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente. Cuando empezó la crisis, Grecia tenía un nivel de deuda del 110 por ciento del PIB y luego pasó al 250 por ciento. Bajaron el PIB, matando a la economía y subieron la deuda a través de intereses altos

Demasiados países respondieron a la crisis con políticas de austeridad. La lógica que utilizan es que la deuda es el resultado de gastar demasiado. Por eso, la solución es gastar menos. Sin embargo, España, por ejemplo, estaba en posición de superávit antes de la crisis. La debacle fue la que causó el déficit y no al revés. Europa está confundida con este tema de la austeridad. Generan un problema de falta de demanda agregada. Si recorta gastos el gobierno, baja la demanda y sube el desempleo. Como baja la producción, bajan los ingresos. La austeridad ralentiza la economía. Los beneficios del ajuste fiscal son siempre una desilusión. No existe economía que se haya recuperado con austeridad”. Y Stiglitz explico que “Argentina modificó el tipo de cambio y reestructuró la deuda para salir de la crisis. Si hubiera tomado sólo una de esas medidas, no lo habría solucionado. Para Europa es la misma lección”, que como demostró Argentina no resulta fácil, “pero es posible responder a la crisis. Que si se gestiona este proceso bien, la economía tiene posibilidades de seguir adelante”.

En opinión de otro comentarista local Raúl Dellatorre, la palabra de Joseph Stiglitz le da legitimidad teórica al modelo económico del gobierno argentino. La experiencia argentina le brinda una demostración práctica al modelo teórico que defiende.

Y en la apertura del congreso internacional sobre las crisis de deuda organizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner apoyándose en el análisis económico del Premio Nobel sostuvo queel problema lo tenemos desde la política. No se le encuentra un marco teórico al posneoliberalismo. Yo lo veo desde adentro del G-20 y puedo dar fe de ello. Hoy formamos parte del G-20, aunque en realidad podría llamarse G-2”, aludiendo al poder de decisión de Estados Unidos y China en ese ámbito.

En opinión de la Presidenta de la República,  “el gran problema de la crisis económica mundial es la falta de liderazgo político. Si las decisiones no las toman los hombres y mujeres que están sentados en los sillones de los presidentes, lo hacen los mercados y los directivos de los bancos. Siempre alguien decide”, manifestando que la Argentina se mantendrá al margen de los mercados de capitales en las condiciones actuales, de altas tasas de interés para la economía nacional, y que sólo emitiría deuda para financiar “proyectos de infraestructura”. “Yo creo que este capitalismo no es un verdadero capitalismo, es un capitalismo de casino. Es casi un suicidio colectivo. En realidad, los que más deberían estar preocupados por sostener la actividad económica son los bancos”, remarcó.- 17/8/2012