lunes, 17 de agosto de 2009

La Europa que no conocemos: la City de Londres


Ante la pregunta frecuente en estos tiempos sobre cual es el mayor paraíso fiscal del mundo, casi invariablemente los compañeros británicos de Tax Justice Network (Red por la Justicia Fiscal) – algunos, ex altos empleados de la banca - responden que es la City de Londres.

Igual que la mayoría de los británicos, casi todos los españoles que deambulan, estudian y/o trabajan en Londres ignoran que la City, donde radica el centro financiero internacional, no es un distrito municipal del Gran Londres sino que tiene su propio órgano político de gobierno que es The City of London Corporation; que además de disponer de algunas raras competencias como la organización de su propia policía, probablemente es el grupo de presión política (lobby) más poderoso del mundo. Así lo afirman los referidos colegas de TJN en la amplia información de su blog.

La llamada “milla cuadrada” de la City londinense alberga diariamente en torno a 450,000 personas, casi todas empleadas en los bancos, despachos y entidades; pero solamente tiene unos 7,800 residentes (censo de 2006), porque los astronómicos precios inmobiliarios de la zona han adjudicado el suelo a los bloques de oficinas.

Por el contrario, la City aloja el mayor centro financiero para no residentes, offshore o extraterritorial, vinculado estrechamente a los paraísos fiscales satélites del entorno europeo, como las Islas Vírgenes Británicas, las Turcos y Caicos, las Bermudas, las Caimán, las Bahamas y las Islas de Man y del Canal y otros territorios británicos; con las peculiaridades ventajistas que hemos descrito en La Europa opaca de las finanzas, y con unos vínculos singulares que asimismo son analizados en dicho libro.

Sin embargo, está por analizar el papel de la City en la gestación de la crisis financiera que nos ha traído el aumento del paro y la pérdida de ahorros para tanta gente en Europa. Un reciente libro de la periodista del Financial Times, Gillian Tett (Fool´s Gold, Free Press, 2009) apunta algunos datos significativos sobre la ligazón de la City con Wall Street en la incubación de la crisis, a partir de los denominados derivados financieros, unos títulos cuyo valor deriva de otros activos, como créditos hipotecarios u obligaciones de empresas. Unas modalidades de apuestas para jugar en el casino mundial de las finanzas, repartiendo descontroladamente los riesgos por el planeta con las consecuencias que conocemos.

Nos cuenta esta especialista en mercados que, en sus comienzos, la experimentación con estos inventos financieros por un grupo de jóvenes negociantes (traders) del banco J.P. Morgan, no tuvo lugar en la sede central de Nueva York sino en la filial en Londres denominada Morgan Guaranty Limited. La principal razón era escapar de la legislación estadounidense (la Glass-Steagall Act) que por entonces impedía que la banca comercial, con depósitos de ahorro, se dedicara a jugar en Bolsa. Y la City de Londres ofrecía un mayor laissez faire permitiendo que los bancos se dedicaran al negocio de “los servicios financieros”; con la ventaja añadida de que las operaciones para recaudar dinero mediante la venta de esos títulos artificiales resultaban más baratas en la City, ya que asimismo ofrecía legalmente reducciones y exenciones fiscales.

Y algo parecido sucedió con AIG cuando J.P.Morgan inventó los derivados de crédito, los CDS (crédit defaults swaps), poniendo en práctica esta nueva línea de negocio que convertía en valores negociables estos seguros de los impagos de los créditos ya concedidos por el banco. Como se trataba de quitarse del balance los riesgos de impago de su cartera de préstamos concedidos, se buscó como socio al gigante asegurador AIG (American Insurance Group); que utilizaba para estas operaciones a su filial AIG Financial Product domiciliada en la City, porque la legislación de seguros londinense resultaba más permisiva que la estadounidense.

En Septiembre de 2008, el conglomerado asegurador AIG era nacionalizado por el gobierno de los EEUU, un hecho político muy significativo, que por su relevancia analizamos en Al rescate de los paraísos fiscales. La cortina de humo del G-20 (Icaria-Más Madera, 2009), junto con los rescates bancarios de la City por el gobierno Brown, con el dinero de los contribuyentes británicos que ahora sufren la crisis económica.-

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