viernes, 27 de junio de 2008

¿Puede la Unión Europea salvar a Italia de Berlusconi?

Cuando era primer ministro por segunda vez, Silvio Berlusconi se acogió a su derecho a no declarar cuando el magistrado de Palermo, Antonio Ingroia, le interrogó en el Palacio Chigi de la Presidencia del Gobierno sobre la procedencia de sus negocios y los flujos financieros del exterior. Ni la primera investigación judicial ni las posteriores ni los procesos judiciales pendientes, han dado respuesta al interrogante de quien suministró el dinero con el que se pudieron financiar sus primeros negocios inmobiliarios y los altibajos siguientes antes de entrar en la escena política. Y hasta la fecha las graves imputaciones de delincuencia financiera y fiscal no han podido ser demostradas ante los tribunales, aunque todos los italianos conocen su delictiva trayectoria como se cuenta en el film de Nanni Moretti IL Caimano. Actualmente, como jefe de gobierno por tercera vez busca lograr la impunidad con nuevas leyes y escondido en la deriva autoritaria y populista.

Las investigaciones judiciales señalan que una maraña de testaferros y parientes de Berlusconi ha ocultado parte de su propiedad empresarial en un juego opaco y complicadísimo de sociedades con capital de procedencia desconocida, aunque se sabe que venía de Suiza donde se pierde el rastro; y los magistrados conocen la intervención de la cadena de sociedades registradas en islas del Caribe en el tráfico comercial para la adquisición de videos de Hollywood, evitando el pago de impuestos, que luego se proyectaban en las televisiones privadas del grupo empresarial de Fininvest.

Desde la perspectiva europea, con o sin ratificación del tratado de Lisboa, los ciudadanos deberían preguntarse:
¿La actual UE permite a los países miembros combatir la delincuencia financiera?
¿La pertenencia a la Unión garantiza una democracia efectiva a los países europeos?

Porque Berlusconi habría sido condenado por la justicia y no habría podido ser legalmente candidato en las elecciones italianas, si la Unión Europea, como se analiza en La Europa opaca de las finanzas, no garantizara la falta de transparencia de los negocios financieros y el secreto bancario de Suiza, Liechtenstein, San Marino y otros paraísos fiscales para no residentes; sin exigirles una cooperación judicial.

En su reciente confesión pública, que podemos contemplar en el video de You Tube abajo, dice Berlusconi que desde que entró en política en el año 1994, se ha pasado los sábados reunido con sus abogados, preparando las dos o tres audiencias que cada semana le preparan los 789 fiscales y jueces que tienen abiertos procesos judiciales contra el peligro Berlusconi, alegando que lleva ya 587 visitas de la policía y de la guardia fiscal, 2.500 citaciones y que se ha gastado en abogados 174 millones de euros.

Son sus propios e impresionantes datos, que se hacían públicos ante la asamblea anual de Confersercenti, la Confederación de artesanos y pequeños empresarios, un auditorio integrado por cientos de comerciantes que representan a 270.000 empresas; y que como se aprecia en el video abuchea al Cavaliere varias veces por sus continuas invectivas contra los magistrados, a quienes cataloga como " jueces y fiscales politizados", que son "una metástasis para la democracia".

Y es que el liderazgo político de esta derecha neoconservadora con disponibilidad de abundante dinero y de un imperio televisivo permite utilizar el poder para lograr la impunidad frente a la justicia. La última muestra es la llamada norma salva-primer ministro, aprobada el lunes 23 de Junio de 2008 en el Senado, que el Consejo Superior de la Magistratura italiana anticipa que es inconstitucional por ser "una amnistía oculta" de los delitos financieros y fiscales de Berlusconi.

¿Y la Unión salvaguarda a los pueblos europeos de la deriva autoritaria y corrupta de sus gobiernos?

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